Capítulo 1: El hogar de la princesa
Diario de Rose Hill
Viernes 2 de mayo del 2008
Eran las 3 de la tarde en éste húmedo día cuando bajé del automóvil que me ha traído hasta el campus de la academia Vermont, una exclusiva preparatoria de excelencia ubicada en un castillo, perdido en los bosques de mi natal Inglaterra, en la que estudia mi prima Alice. El motivo de mi visita es que ella cumpleaños esta semana y quería estar a su lado.
Me quedé unos segundos afuera, observando emocionada con la belleza del castillo, parecía sacado de alguno de esos cuentos de hadas que escuché en mi niñez, de estilo español medieval llevando a mi mente por un fugaz segundo las excéntricas iglesias del periodo gótico, aunque carente de elementos religiosos. Muchas veces escuché que éste fue el hogar de una bruja, pero nada más allá de leyendas acalladas por el tiempo.
En recepción se encontraba una muchacha de cortos cabellos castaños rojizos y rostro redondo que al verme se acercó a mí con una sonrisa amable.
—Buenas tardes, tú debes ser la pequeña prima de Alice… Rose Hill si no mal recuerdo. Es un placer, yo soy Koko Hua.
—¿Disculpa?— pregunté completamente extrañada de su nombre y su recibimiento—.
Ella solamente sonrió nerviosa mirándome directamente a los ojos mientras retorcía uno de sus cortos mechones, dejándome perpleja por la profundidad de su hermoso derecho, de un intenso color verde esmeralda. Pero por sobre todo su ojo izquierdo era como mínimo fascinante, atravesado por una terrible cicatriz cosida con lo que parece hilo metálico y su ojo de un verde más apagado parecía ciego, de vidrio, tal vez.
—¿Disculpa?— pregunté completamente extrañada de su nombre y su recibimiento—.
Ella solamente sonrió nerviosa mirándome directamente a los ojos mientras retorcía uno de sus cortos mechones, dejándome perpleja por la profundidad de su hermoso derecho, de un intenso color verde esmeralda. Pero por sobre todo su ojo izquierdo era como mínimo fascinante, atravesado por una terrible cicatriz cosida con lo que parece hilo metálico y su ojo de un verde más apagado parecía ciego, de vidrio, tal vez.
—Sí, pienso que mi nombre puede sonar un poco extraño. Aún cuando no luzco oriental mi padre lo era, así que mi nombre y apellidos también —se explicó rápidamente—. Pero habrá tiempo para explicaciones después, Alice me envió a recogerte, ella estaba un poco ocupada con las actividades de su club. Por favor, permíteme guiarte a nuestro dormitorio.
Hizo una seña con la mano izquierda mostrándome la gran puerta de madera, asentí y nos encaminamos por los pasillos.
—Sí. Ella me ha hablado mucho de ti.
—¿De verdad? ¿Te ha dicho cosas malas? —cuestioné ligeramente preocupada—.
—En lo absoluto, eres la adoración de Alice, ¿o es que acaso hay algo malo que resulte interesante para mí? —preguntó sonriéndome con picardía—.
—¿Qué estás insinuando? —reclamé sonrojándome, a lo que ella contestó riendo.
—No era mi intención ser grosera, lo siento —dijo con aún sonriendo—.
Caminamos por los impresionantes pasillos del dormitorio para chicas hasta llegar a la gran sala común donde quedé maravillada con su simpleza antigua y comodidades modernas propias de una estancia para jóvenes, sus paredes eran de piedra blanca que pude apreciar mejor desde adentro, las alfombras y cortinas eran de un agradable color vino, todas de terciopelo. Poseía algunas mesas de madera tallada, un televisor y una mesa de juego.
No había muchos estudiantes en la estancia, solamente algunos aburridos sobre los cojines mirando el televisor, “muchas actividades extracurriculares” mencionó mi acompañante con una sonrisa cómicamente cínica.
Koko me guió al fondo una escalera también de madera tallada subía hacia los dormitorios y tras el segundo piso separaba los de hombres y mujeres con pasillos adversos. Mientras tanto me era explicado que las habitaciones eran para tres personas, organizadas con la diferencia de dos años entre los integrantes para lograr una buena interacción entre compañeros, dado a que se ingresaba desde los 11 años. De esa manera Alice cursaba el tercer año, Koko el quinto y su compañera (que me fue nombrada como Lucy Snape) ya iba por el último año.
En momentos miraba por el rabillo del ojo a Koko, comenzaba a entender cómo es que se llevaba tan bien con Alice, era completamente opuesta a la silenciosa dulzura y ocasionalmente terrible ironía de mi prima. No, ella era directa, ruidosa y alegre, podía no ser una muchacha particularmente diferente, por el contrario, su físico y aspecto general eran bastante normales. Pero ese ojo ciego me causaba escalofríos más allá de su aspecto, su débil color verde sin pupilas parecía poder atrapar luz que alimentaba el movimiento interno de sus tonos. Pero me contuve a mi misma de preguntarle sobre ello pensando que estaba alucinando.
—Y ésta es nuestra habitación. La compartiremos contigo en tanto nuestra compañera esté fuera de la ciudad.
Tan pronto abrió la puerta pude ver a Alice sentada junto al gran escritorio al fondo de la habitación, frente a la ventana con las oxidadas rejillas abiertas dejando entrar la fresca brisa. De lado derecho había una cama solitaria y un gran ropero. Mientras que del izquierdo una litera. Ella se levantó con una sonrisa amable.
—Bienvenida Rose, ¿cómo fue tu viaje?
Ella es Alice, completamente diferente a mí, posee una belleza incomparable, sus hermosos ojos son de azul de medianoche, siempre amables tal cual su pálida y rosa boca de color perfecto. Siempre pensé en ella como una princesa, siempre se movía elegantemente haciendo mecer sus largos cabellos negros en un perfecto compás.
—Fue tranquilo, esperaba que lloviese, pero por suerte no fue así.
—Aunque parece que se avecina una tormenta —comentó Koko subiendo a la litera donde se sentó cruzando las piernas.
—Eso parece —dijo Alice observando la ventana abierta con una expresión de ensoñación que no pude comprender.
—Mi hermano estará aquí pronto, mantente tranquila —le dijo Koko a mi prima mientras tomaba un cuaderno y un plumón.
—Claro —suspiró, girando el rostro para sonreírme.
—¿Está todo bien Alice?
—Sí, hay alguien que quiero presentarte, pero todo será en su momento, ¿está bien Rose?
—Venga, me tienes una sorpresa. Me preocupa un poco viniendo de ti.
—¿De verdad? Pero si Alice es la persona más dulce e inocente que he conocido —comentó con ironía la castaña sobre la litera observándonos fijamente con una sonrisa.
—Aja —reí nerviosa, para de inmediato seguirle el juego— ¿de verdad pasas el tiempo con ella? ¿Dulce e inocente?
—¡Hey! —reclamó Alice más divertida que enojada—.
—Aunque ahora que las observo bien, ustedes parecen casi hermanas.
—Eso es porque nuestras madres son hermanas —respondió Alice mirando de nuevo a la ventana, aún sonriendo—.
—Pero no pienso que nosotras seamos tan parecidas, Koko.
—Pero no pienso que nosotras seamos tan parecidas, Koko.
—Claro que si, ambas tienen los mismos preciosos ojos azules.
Seguía mirándome fijamente, sentía ese pálido ojo posarse sobre mí con tanto escrutinio como si pudiese ver en lo más profundo de mi alma y pensamiento. Haciéndome estremecerme de una manera que pude encontrar placentera.
Alice pareció darse cuenta de ello, mirando fijamente a la castaña, casi ofendida se levantó.
—Escucha, Koko…
—¡¿QUÉ ES ESTO?! —se escuchó un grito lejano que interrumpió sus palabras—.
Desde arriba de la litera la castaña soltó una risilla.
—¿Sebastián? —Alice miro hacia los lados al reconocer el grito y miró a Koko extrañada—, ¿ahora que le hiciste?
—¡No tengo tiempo de hablar! ¡Tengo que correr!
Yo solo pude observar confundida como corrió hacia la ventana por la cual saltó tirando en el camino algunos lápices que estaban en el escritorio.
—¡Koko! —grité asustada al verla saltar.
Alice, por su parte, fue al ropero para tomar un kit de primeros auxilios giré la cabeza hacia ella mecánicamente.
—Estamos en un tercer piso, ¿qué pudo haberla hecho saltar? ¿Y quién ha gritado?
—Calma —suspiró, mirándome conciliadora—, quien ha gritado es Sebastián, Koko siempre se las arregla para hacerle una broma diferente y cada vez más extravagante —miró hacia la ventana sonriendo malévola—, ya llevaba toda la semana sin hacerle alguna maldad, debió haber estado preparando algo grande.
No sabía que decir, Alice definitivamente estaba acostumbrada a tratar con ese tipo de situaciones. Y antes de que pudiese reaccionar, un muchacho de cortos cabellos y ojos castaños a la par abrió la puerta de golpe respirando agitadamente.
—¡¿Dónde está ese Satanás barato?!
—Saltó por la ventana —contestó ella calmada—, ¿pero tú estás bien?
—¡Dejó un huevo blanco con manchas verdes en mi habitación! ¡Es tan grande que no puedo ni entrar en la puerta! ¡Y se mueve! ¡Hace ruidos y se mueve! ¡¿Es legal tener algo así?!
—Calma, calma, Sebastián. Hemos arreglado esas cosas extrañas antes y lo haremos de nuevo —suspiró y luego bajó la mirada de manera sombría, pensándolo mejor—. Pero si sirve de algo, mejor corría tras de Koko para que lo arregle si fuera tu.
—¿Va a saltar por la ventana? —grité tomando al muchacho del brazo, quien ya se disponía a hacerlo—.
—¡Tengo que alcanzarla antes de que un Yoshi gigante nazca en mi cuarto!
—Ya estás confundiendo realidades Sebastián —murmuró Alice derrotada—.
—Hey, ¿quién es ella Alice? —preguntó el muchacho señalándome—.
—Es mi prima Rose, vino a quedarse en el campus un par de días.
—Ah, ya veo —se giró sonriéndome—, es un placer, yo soy Sebastián Karin.
Su repentina amabilidad y calma me permitieron observar sus rasgos aniñados y claramente nobles. Pero dada la firmeza del apretón de manos que me ofreció pude entender que no era tan débil como parecía, haciendo que me preguntara por qué el interés de Koko en molestarlo.
—Y Sebastián, tienes un huevo enorme en tu habitación —le recordó Alice sonriendo irónica—.
Un silencio sepulcral se hizo en la habitación.
—¡Koko! —Sebastián saltó de la ventana gritando como un simio—.
—Tenemos que apresurarnos, quiero saber qué es ese huevo —exclamó riendo Alice, tomándome de la mano para salir corriendo hacia la puerta.
Sin embargo, al abrirla nos fuimos hacia atrás de la sorpresa al ver a Koko cargando sobre su espalda a un malherido muchacho bastante parecido a ella, al menos por juzgar lo que alcanzaba de ver su rostro ensangrentado. Y en su mano llevaba tres rosas blancas.
—¿J-Jiho? —musitó perpleja Alice cubriéndose la boca con la mano—.
Rápidamente Koko lo dejó reposar sobre la cama de debajo de la litera y comenzó a despojar de sus ropas chinas. En ese momento tuve que cubrir mi boca yo también, horrorizada por la clase de heridas sangrantes que atravesaban su cuerpo, todas lucían como si le hubiesen arrancado pedazos de piel, especialmente su brazo izquierdo que estaba a punto de ser destrozado, con una espina atravesada por el codo. Su pierna derecha de la misma manera, tenía una profunda cortada por la cual me permitía ver el hueso casi roído.
—No se dejen llevar por como luce, este bastardo es más perseverante de lo que parece.
—¿Q-Quien es él? —tartamudeé estupefacta y entonces recapacité— ¿No deberíamos llamar a una ambulancia? ¡Está demasiado grave!—pregunté aturdida—.
—Está demasiado lejos —declaró y luego giró el rostro sonriéndome confiada—, además, en un hospital con estas heridas él moriría, solo yo puedo sanarlo. Alice, ¿podrías traer la caja de metal que está en el espacio entre tu cama y la pared?
Sin preguntar nada, ella de inmediato fue a buscarla.
—Él es mi hermano gemelo, Rose —dijo la castaña concentrada en revisar las heridas del brazo izquierdo del muchacho—.
Entonces concentré mi vista en él, tenía el cabello por debajo de los hombros y su cicatriz estaba en el ojo derecho, salvo a eso era exactamente igual a Koko. Paseé la mirada hacia ella, podría parecer tranquila y hasta fanfarrona, pero sus ojos me reflejaron un dolor mucho más profundo y una culpa atroz. Pero por sobre todo, ¿Qué significaba eso de que solo ella podría sanarlo?
Alice regresó en ese momento con una larga y delgada caja de metal perfectamente sellada que Koko abrió deslizando los dedos por el borde. Una vez abierta pude ver decenas de delgados frascos con todo tipo de sustancias en ellos, herramientas que parecían sobrevivientes de la edad media y algunos instrumentos propios de la medicina, extrañándome que pudiesen caber tantas cosas dentro de una caja tan pequeña. Debajo de la cama sacó un caldero negro en el cual arrojó las espinas de las tres rosas que traía, que al ser quitadas con la rapidez y desesperación de la que era presa la castaña, rasgaron sus dedos y cayeron ensangrentadas. Mezcló todo dentro del caldero moliendo en momentos con extraños polvos y líquidos que no pude definir que eran.
Encendió un cerillo y lo dejo caer dentro del caldero que encendió una llama azul. De ella evaporó un humo del mismo color que ella encerró dentro de otro frasco más grande y perfectamente redondo el cual tapó con un corcho y agitó hasta que se volvió líquido.
—Por alguna razón pensé que debí preparar la poción de curación antes, que irresponsable —ironizó Koko colocando un poco del dichoso brebaje en algodón que usó para limpiar las heridas del pecho—.
»Poción —pensé mareada de los eventos que no podía comprender.
—Lo siento, Rose —me llamó Alice casi al borde de las lágrimas, pero estática observando a Koko en su trabajo—. Esto es algo de lo que no se debería hablar siempre pero. Koko es lo que nosotros podemos llamar una bruja, ellas en realidad existen y ella es… excepcional en la magia —declaró entrecortada—.
—¿Brujas? Este no es un momento para bromear.
Alice no contestó, Koko tampoco, ella estaba demasiado concentrada en sacar la gran espina del brazo de su hermano. Y le miré nerviosa. Definitivamente no era una broma.
—Entonces él es…
—Su nombre es Jiho, Koko Jiho. Claramente son hermano gemelos, pero no es mago ni brujo… él es diferente —suspiró estirando un pañuelo a Koko para que dejase ahí la espina, entonces retrocedió mordiéndose el labio—. Además, él es la persona más importante para mí.
Quise hacer muchas preguntas, pero mi mente estaba intoxicada con el simple hecho de que la persona que mi prima Alice, una verdadera princesa, amaba estaba al borde de la muerte, que su gemela era una bruja y que tal vez él era algo peor.
De esa manera pasaron tres horas en las cuales la castaña se dedicó a tratar las terribles heridas de su hermano con un procedimiento que si bien lucía sencillo tomaba complejidad en momentos dependiendo del tipo de herida, generalmente las limpiaba con un paño húmedo, aplicaba un poco de la poción en la herida y luego vendaba, pero en algunos momentos quitó espinas y removió piel muerta. Otras veces necesitaba nuestra ayuda para vendar o en deshacernos de las gasas con las que quitaba la sangre y la misma piel muerta que depositábamos en el caldero limpio.
—Quedaron tres gotas de la poción —dijo Alice mirando el frasco una vez hubieron terminado—.
—Son las suficientes —de esa manera obligó a su hermano a abrir la boca para beber las tres gotas mientras le susurraba divertida—. Venga, todo lo que haces es causarme problemas.
Él no contestó, Alice se mordió el labio mirando hacia el suelo con pesadez y Koko se arrodilló de espaldas a la cama. Rascó un poco de la sangre seca que había dejado sobre la camisa de su uniforme su hermano, más lo que quedó de la propia entre sus manos y sopló a través de ella hacia el caldero con las vendas y gasas ensangrentadas haciéndolas quemarse en un fuego negro que no soltaba humo y no tardó más de tres segundos en deshacer todo dentro del caldero.
Desde la cama, el muchacho tosió rígidamente.
—Yo puedo quejarme de lo mismo contigo —suspiró duramente Jiho, respirando un poco más fuerte cada vez—.
Koko se levantó de inmediato tomando la mano de Alice con una sonrisa para alejarse un poco del muchacho que abría los ojos con pesadez. Completamente en contra de mis expectativas, el ojo que no tenía la cicatriz era el ciego, y el lastimado era de un verde esmeralda idéntico al sano de Koko.
—¿Cuántos dedos tengo? —preguntó sarcástica sin poner la mano frente a él.
—Diecinueve y medio en total, uno de los dedos de tu pie se quemó a la mitad cuando jugaste con ese fuego negro, hermana—respondió ronco y muy cansado.
Alice tomó del escritorio una botella de agua y le dio de tomar un poco directamente a la boca, no pude evitar reír un poco al verlo sonrojarse por tal detalle.
—¿Cómo te hiciste estas heridas?
—Mira en mi bolsa, Koko.
Ella fue a la puerta donde botó la bolsa de viaje al entrar junto a las ropas rasgadas, mientras tanto me quedé al lado de Alice.
—¿Ella es tu prima Rose? —preguntó mirando a Alice sin poder mantener los ojos completamente abiertos—.
—Si —contestó aún inquieta—.
—Es un placer, soy Koko Jiho, es una lástima que me conocieras de esta manera.
—¡Para nada! —exclamé apenada de sus modales por sobre su estado— Mi nombre completo es Rose Hill, yo soy la que está encantada de conocerle.
Él rió calmadamente, tosiendo un poco.
—Ustedes dos tienen los mismos ojos azules, son preciosos.
—Deja de repetir cosas obvias y descansa —dijo la hermana Koko girándose hacia nosotros con la mirada sombría, sorprendiéndome incluso a mí de verla tan seria—. Ustedes también, han pasado muchas cosas el día de hoy. Les dejaré a este tipo aquí, solo necesita dormir así que no es necesario que lo vigilen.
—¿Tu qué vas a hacer Koko? —preguntó Alice observándola detenidamente—.
—Me quedaré en la habitación de mi hermano, con Sebastián, sirva que de paso me encargaré del huevo.
Dijo secamente metiendo el caldero a la bolsa de viaje de su hermano, llevándoselo y la caja metálica se dispuso a salir.
—Descansen.
De esa manera ella salió, giré mi rostro hacia Jiho que había sido vencido por el sueño y a Alice que apretaba los puños frustrada, sin dejar que ese sentimiento dominase su rostro. Quise preguntar, pero sabía que no entendería sus sentimientos por más que lo intentase. Y así mi primer día en la academia Vermont fue como entrar a un nuevo mundo. Definitivamente estaba agotada.
**~*~Continuará~*~**
A/N:
Solamente me gustaría aclarar una cosa, el nombre de la compañera de habitación de Koko y Alice, Lucy Snape, es un tributo a Lucy Westenra de Drácula y a Severus Snape de Harry Potter. Esto habla mucho del personaje y su rol en la historia :D.
Por otra parte, no sé cuantos capítulos sean, lo más probable es que sean de 3 a 6 capítulos, algo corto. espero que los disfruten ^^. De resto, todos sus comentarios, críticas constructivas, correcciones, sugerencias y demás serán bien recibidos.
Oyasumi~.
wiiiii~ quedo mas que genial koko~chan :D Me gusto mucho ^^
ResponderEliminarAlice 'lacie' Phantomhive
ResponderEliminarNyaa~ Hasta donde va me encanta ♥w♥!
Solo note una sola equivocacion u///u
Pero cosa que a todos nos pasa!
De nuevo, felicidades. Es poco decir que eres estupenda escribiendo :3
Si tuviers un libro tendria miles de copias c:
estta sugoiso :3 me encanto muchsisimo buenisisma escritora he koko-chan <3
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